¿Cómo se formó la Biblia ? ¿Cuál es el canon del antiguo testamento y nuevo testamento? Septuaginta vs Biblia Hebrea… Biblia Católicas vs Biblia Protestante. ¿Quién tiene la razón? Debemos usar un antiguo testamento con 39 libros como los protestantes? ¿O debemos usar una biblia con 46 libros en el antiguo testamento como los católicos? ¿Cómo se desarrolló el canon de toda la Biblia? ¿Por qué la Biblia Católica es diferente de la Biblia Protestante? Estas y muchas otras preguntas serán respondidas en este video.

HOY HABLAREMOS SOBRE LA BIBLIA, PERO EMPECEMOS POR DEFINIRLA ¿QUÉ ES LA BIBLIA Y POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE?

Llamamos biblia a la colección de libros considerados sagrados e inspirados por Dios. Vale explicar que inspiración significa que Dios impulso y supervisó cada palabra escrita, preservando al autor de errores, guiándolo a toda la verdad, sin vulnerar sus rasgos personales, cultura, capacidad de expresión, etc.

Estos libros son los únicos habilitados para su lectura en la liturgia de la iglesia católica y toda doctrina enseñada por la iglesia católica debe estar en armonía con los libros sagrados.

Eso no significa que esos libros sean los únicos cuya lectura está  permitida por la iglesia. Por el contrario, son la base para escribir, explicitar, ampliar y adaptar a las necesidades del pueblo de Dios, tanto para uso personal como para uso en los seminarios y universidades.

Por ser de inspiración divina, son los únicos considerados que tienen garantía de no contener error alguno en sus escritos originales.

¿CÓMO FUE QUE OBTUVIMOS LAS SAGRADAS ESCRITURAS?

Para hablar de la formación de las Sagradas Escrituras, debemos entender que esta se divide en 2 secciones, el AT y el NT, cada una con su propia historia, puesto que su escritura, preservación y recopilación estaba a cargo de diferentes pueblos. En el caso del AT, de parte del pueblo de Israel según la carne, y en el caso del NT por parte de la Iglesia.

Como lineamiento general, Dios no daba manifestaciones especiales para que los demás admitieran unánimemente cuales escritos reconocer  como inspirados y cuáles no, a excepción de Moisés quien recibió claras manifestaciones. El resto de los escritos fueron reconocidos en algunos casos rápidamente y en otros casos, tardaron décadas o siglos en ser reconocidos como inspirados

Finalmente, y para ser resumido, la iglesia, en el año 382 DC en roma, determinó el cánon del AT y del NT. Posteriores concilios ratificaron ese canon hasta convertirlo en dogma en el concilio de Trento en el siglo XVI.

¿CÓMO FUE QUE SE FORMÓ EL A.T. ?

La formación del canon del AT tuvo muchos matices diferentes, puesto que se realizó a través de muchos siglos de escritores muy diversos hasta las décadas previas a la venida de Cristo

Formación del pentateuco

Hubo escritos, como los de Moisés (el pentateuco), que tuvieron muy rápida aceptación por causa de los milagros que Dios obro por medio de él, ratificándolo como profeta y mediador del primer pacto (el AT). Josué compilo finalmente el pentateuco y añadió los escritos sobre la muerte de Moisés. También ocurrió lo mismo con su sucesor Josué y los libros escritos por el profeta Samuel, pues todo el pueblo les reconocía como líderes o profetas.

SALMOS PROVERBIOS Y OTRAS COMPILACIONES

Otros escritos, como los salmos de David o los proverbios de salomón, fueron compilados con el correr de las décadas y tuvieron una aceptación relativamente rápida. En otros casos, pasaron más tiempo hasta aceptarse como inspirados, puesto que sus autores debieron pasar por duras pruebas y profecías que tardaron décadas o siglos en cumplirse, de modo que solo entonces el pueblo aceptó sus libros como inspirados tras reconocerles como profetas de Dios. Ejemplo de esto  son los escritos de Jeremías, Isaías o Ezequiel, entre muchos otros que sólo fueron reconocidos como profetas  tras el exilio del Israel en babilonia, cumpliéndose lo profetizado por ellos.

EL EXILIO BABILONICO

El exilio babilónico representó un punto de inflexión en la formación del canon. Dios siempre quiso salvar a todo el mundo y encomendó a Israel la misión de evangelizar al mundo, pero Israel se encerró en su nacionalismo y no cumplieron con esa comisión por lo cual, por medio del exilio babilónico, Dios los impulsó fuera de su zona de confort del modo que lo hizo con la iglesia cuando esta estaba recluida en Jerusalén y la persecución los llevó a predicar por el mundo.

Durante el  exilio, un grupo de judíos regresó a Jerusalén a reconstruir el templo y la ciudad y trajo consigo un grupo de escritos que Esdras utilizaba para la instrucción del pueblo de Israel. El nunca enseñó en sus escritos que esos libros los considerara inspirados o que el hubiera cerrado el canon y de hecho la Escritura no da en ese caso una lista de los libros admitidos por Esdras.

LOS JUDÍOS HELENISTAS Y LA SEPTUAGINTA

Otro grupo de judíos se quedó en babilonia y se dispersaron por el mundo. Se les conoció como los judíos helenistas, o los de la diáspora o dispersión. Ellos no se quedaron sin Dios, sino que Dios les envió profetas y santos, que los judíos de la diáspora sí reconocían como tales, pero los que regresaron a Jerusalén no reconocían.

Los judíos helenistas hablaban con mucha frecuencia el griego y no el arameo o el hebreo. Por esta causa el faraón Egipcio Ptolomeo II deseó tener una copia de las escrituras judías en su biblioteca. Para ello convocó a 72 escribas de todas las tribus de Israel, los cuales realizaron progresivamente la traducción de todo el AT del hebreo al griego. Esta traducción se conoció como la Septuaginta o LXX. Obviamente esto conformaba de por sí una selección “canónica” de qué libros traducir y cuáles no como así también que libros considerar “Escritura” para su uso en las sinagogas judías de todo el mundo que utilizaban la Septuaginta y su canon. Puesto que esta selección se realizó por eruditos judíos de todo el mundo, poseía cierta representatividad, pero hablando formalmente no es un canon cerrado, pues a medida que ganaban el reconocimiento entre los judíos, especialmente entre los helenistas, se le fueron añadiendo los escritos más recientes, conocidos por los protestantes como deuterocanónicos. Esta selección canónica fue ampliada con los escritos de los santos helenistas y los libros de sus mártires y colecciones que ellos habían recuperado tras el exilio hasta completar el número de 46 libros para el AT.

EL CANON MASORÉTICO VS CANON DE LA SEPTUAGINTA

Aquí surge la divergencia con el canon de los protestantes, los cuales no siguen el canon de la Septuaginta, sino el canon del texto masorético. El texto masorético es aquel que fue preservado por aquellos que volvieron del exilio a Jerusalén y recuperaron el idioma hebreo y por tanto en ese idioma procuraron preservar los escritos que ellos tenían. Si bien el canon masorético no tiene 39 libros como el AT de los judíos, si tiene los mismos contenidos, aunque organizados de otro modo hasta totalizar 22 libros, uno por cada letra del alfabeto hebreo.

Aquí se puede observar que el tema en disputa era “el idioma” griego. Mientras que los judíos tradicionalistas solo aceptaban escritos en hebreo, los helenistas aceptaban los escritos de los santos de habla griega también, por lo cual aceptaban el canon de la Septuaginta que los incluía.

CUAL CANON ES EL CORRECTO

La respuesta nos la da Cristo con sus decisiones. Cristo escogió nacer en Judá, pero ser criado en Egipto antes de la venida de Cristo, Dios comenzó a llevar su mensaje hacia las naciones por medio de los profetas y santos, y en algunos casos les inspiró a escribir en griego en plena época del nacionalismo judío que solo admitía el hebreo.

Esto llevó a una divergencia en Israel en cuanto a cuales consideraban los escritos inspirados y cuáles no. Algunos admitiendo los escritos en griego y otros no. Cristo también escogió apóstoles helenistas, que fueron educados con el uso de la Septuaginta

Los apóstoles eran también galileos donde se enseñaba con la Septuaginta, y los discípulos apostólicos también, galileos en muchos casos y gentiles en otros… Todos usando y citando en un 90% de los casos de las citas bíblicas con la Septuaginta, y el resto con el texto masorético. Por esta causa la iglesia siguió el canon alejandrino, porque Cristo, los apóstoles y sus discípulos lo usaron y también el Espíritu Santo para inspirar las citas del AT

¿Cómo se fue formando el Nuevo Testamento?

Período apostólico

Luc 1:1-2  Ya que muchos han intentado poner en orden la narración de las cosas que se han cumplido entre nosotros, conforme nos las transmitieron quienes desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra,

Vemos que inicialmente no había un canon establecido sino que la propia iniciativa e intento de ordenar y perpetuar las enseñanzas de Jesús motivaban a muchos a escribir. Simplemente ellos no sabían que se estaba progresivamente escribiendo un  “canon” pero lo que sí sabían era que se estaban escribiendo y se hacían esfuerzos, en un inicio desorganizados por poner por escrito la Tradición Apostólica.

Es de notar que el texto claramente dice que primero fue la palabra oral, luego la escrita. Naturalmente se produciría un proceso de decantación progresivo que iría seleccionando los documentos más autoritativos, más enriquecedores y más compartidos entre todas las iglesias.

También San Pedro alude a colecciones de cartas apostólicas, en particular las de Pablo, pero no les llama explícitamente Escrituras, o Escrituras Sagradas o algún título distintivo como sí lo tenían los escritos del AT

2Pe 3:16  y así lo enseña en todas las cartas en las que trata estos temas. En ellas hay algunas cosas difíciles de entender, que los ignorantes y los débiles interpretan torcidamente -lo mismo que las demás Escrituras- para su propia perdición.

Esto claramente denota que aún no se consideraban los escritos apostólicos como Escritura, pero sí, ciertamente que ya circulaban los escritos apostólicos entre las iglesias y que algunos querían hacer libre examen de ellas (igual que Lutero) por lo que Pedro dice en esa misma carta que la Escritura no puede ser interpretada con libre examen.

2Pe 1:20  Pues ante todo debéis saber que ninguna profecía de la Escritura depende de la interpretación privada,

Se entiende entonces que tanto los escritos apostólicos como la Escritura estaban exentos del libre examen y que debían entenderse del modo que los apóstoles habían enseñado sin desviarse. La Tradición Apostólica era tan celosamente conservada como la Escritura misma.

Simón el mago

Luego de Simón el Mago (Hechos 8) comenzó la difusión de escritos falsos, en cada género literario. Evangelios, epístolas, hechos, apocalipsis etc… Pero Simón el mago y todas las sectas que surgieron de él, buscaban el lucro, y por tanto usaban la falsificación como método para ganar adeptos y distorsionar la doctrina apostólica. Hasta ese entonces, los escritos eran todos más o menos aceptados aunque no todos tan difundidos como los que llevaban la firma de un apóstol.

2Ts 3:17  El saludo es de mi puño y letra, Pablo. Ésta es la señal en todas mis cartas; así es como escribo.

Esta firma garantizaba que quien la recibía RECONOCIERA la firma del apóstol y podía, visualmente decir si era firma falsa o verdadera. De ahí también la importancia de la sucesión apostólica, pues sólo estos conocían la firma apostólica ya que era el mecanismo “criptográfico” que utilizó la iglesia primitiva para prevenirse de los falsos maestros.

Comienza la etapa donde no solo aparecen escritos falsos, sino también “falsos apóstoles”. Unos, procedentes del judaísmo y otros del gnosticimo de Simón el Mago, pero ciertamente la suplantación de identidad estaba a la orden del día

2Ts 2:2  que no se inquiete fácilmente vuestro ánimo ni os alarméis: ni por revelaciones, ni por rumores, ni por alguna carta que se nos atribuya, como si fuera inminente el día del Señor.

Hch 15:1  Algunos que bajaron de Judea enseñaban a los hermanos: -Si no os circuncidáis según la costumbre mosaica no podéis salvaros.

El obispo e historiador Eusebio de Cesarea en el siglo 4 daría una clasificación de los escritos, aunque su listado no coincidía exactamente con el que finalmente adoptaría la iglesia Católica. Entonces teníamos grandes los escritos clasificados del siguiente modo

  • Aceptados universalmente (homologoumena)
  • En duda o discutidos (Antilegomena).
    1. Epístola a los hebreos, Santiago, judas 2 pedro, 2 y 3 jn, apocalipsis
  • No inspirados pero buenos para la lectura
    1. Evangelio de los hebreos, Apocalipsis de Pedro, Hechos de Pablo, Pastor de Hermas, Epístola de Bernabe, Didajé, etc)
  • Falsos y/o heréticos

Marción (85-160DC) y la influencia gnóstica

En la primera mitad del siglo 2, surge la herejía de Marción, sacerdote católico que opinaba que el Dios del AT era demasiado rígido y violento como para ser el mismo Dios del NT que era puro amor. Esa extremización de los atributos de Dios según el pacto, lo llevó a realizar una lista particular del canon donde rechazaba por completo el AT.

Del NT solo aceptaba a San Lucas, luego de mutilarle pasajes donde mostraban a Jesús participando de fiestas y ritos judíos. También incluyó las epístolas de San Pablo, a las cuales también mutiló

Fue excomulgado de la iglesia católica por su propio padre por seducir a una virgen, lo que lo llevo a viajar a Roma y tras discutir con los presbíteros de Roma inició un cisma y fundó su propia iglesia con su propio canon de Escrituras.

Tertuliano menciona que al final de su vida se convierte nuevamente a la iglesia católica pero la muerte le impidió el deshacer el daño y volver a sus discípulos cismáticos a la iglesia, los cuales perduraron hasta el siglo X

Marción fue célebre entre los gnósticos por atreverse a desafiar a la iglesia ofreciendo una lista de libros inspirados completamente ajenas a lo que la iglesia venia enseñando. Pero no fue el único pues Simón el mago, el fundador del gnosticismo dejó un ejército de herejes, todos peleados entre ellos por su teología. Cada uno de estos heresiarcas seleccionaba y/o mutilaba a placer los escritos por entonces tenidos por canónicos (el AT) y los que se estaban poco a poco reconociendo como inspirados (los del NT).

En respuesta a este y otros cánones falsos la iglesia comenzó progresivamente a diagramar lo que permitía y lo que no permitía como uso en sus liturgias, lecturas y estudios

Taciano y el Diatessaron

Diatesassaron significa un evangelio a 4 voces, o 4 en 1 y corresponde a una armonización cronológica de los 4 evangelios realizada en griego por Taciano cerca del 172 DC. Taciano fue un discípulo de San Justino Mártir, el cual se mantuvo fiel a la iglesia mientras Justino vivió, pero al morir éste, Taciano se apartó para fundar el grupo gnóstico de los Encratitas.

El diatessaron fue ampliamente utilizado durante los primeros 3 siglos de la iglesia, ya que se han encontrado muchas traducciones a numerosos idiomas y muchas copias de cada uno. La importancia de este escrito es que reconoce 4 evangelios canónicos, y son los mismos que tenemos en nuestras Biblias hoy. Su importancia menguó luego de que la iglesia reconociera que en algunos lugares estaba siendo utilizado el diatessaron en lugar de los evangelios inspirados.

Fragmento de Muratori

Muratori fue un sacerdote Católico que en 1740 publicó una lista de los libros del NT obtenida a partir de un documento que si bien era del siglo IV, era una copia de un original que databa del siglo 2, originario de Roma.

Es posible que esta lista fuera una respuesta a la lista de Marción ya que está fechada como contemporánea y muy cercana a la muerte del papa Pio I en el 157, pero posterior a ella, y además menciona como que rechaza los escritos de Marción, de Valentino, Miltiado, Basildo y la secta de los catafrigios (Montanistas)

Este fragmento establecía un canon del NT igual al actual con las ausencias de Hebreos, Santiago, 1 Pedro, 2 Pedro y 3 Jn. También añadía el apocalípsis de Pedro como canónico y el libro de la Sabiduría de Salomón. Este fragmento aprobaba el uso del Pastor de Hermas en la iglesia pero no para ser leído al pueblo, ni podría incluírselo entre los escritos proféticos ni apostólicos.

Lo cierto es que denota que la iglesia ya reconocía una cierta cantidad de libros como inspirados y que estaba intentando definir un canon formal. Por cierto, este escrito ya le llama a la iglesia “católica” como nombre personal en 3 ocasiones. Algunos lo atribuyen a San Hipólito, antipapa que se arrepintió, volvió a la iglesia católica y murió mártir

Los padres de la iglesia

Los padres de la iglesia hacían entre ellos un trabajo conjunto pero no organizado ni sistemático de seleccionar los mejores escritos para le edificación de la iglesia. Citan como Escritura a algunos libros del nuevo testamento, pero sin hacer alusión a una lista oficial de parte de la iglesia que se llamara “canon”.

A pesar de no estar haciendo una lista oficial, cada uno de ellos contribuyó para que, por medio de la tradición transmitida de obispo en obispo, se llegara a un consenso cuando llegó el momento de definir un canon. Los concilios que definieron el canon, tomaron muy en cuenta cuales escritos habían sido citados como Escritura por los padres de la Iglesia

Podemos decir que los principales criterios que los padres de la iglesia utilizaban para determinar si aceptaban o no un escrito como inspirado eran

  • El autor.
    1. Aquí surge el concepto de “apócrifo”, pues este término significa “oculto” en el sentido de que su autor es oculto o desconocido. Hoy diríamos “anónimo”. Esta fue la connotación inicial de este término. Con el tiempo pasó también a incluir no solo aquellos autores que no se conocía o no se tenía certeza de su autor original o había discusiones sobre su autoría sino también aquellos escritos que se sabían que eran falsificaciones
    2. De estos 2 sentidos prevaleció por mayor difusión el segundo, y de ahí que decir “apócrifo” pasó con frecuencia a referirse no solo a libros malos y falsificados, sino también a los buenos y edificantes, pero no “verificados” en su autoría. De ahí que el uso de “apócrifo” en términos despectivos no es el sentido que los santos padres quisieron darle y tampoco nosotros
    3. Lamentablemente con los siglos esto fue en desmedro de libros tremendamente utilizados en los primero siglos, muy valiosos y en muchos casos tenidos por inspirados por algún tiempo pero que no terminaron no en la lista final del canon de la que luego hablaremos. Ejemplos de estos libros son la Didajé, el Pastor de Hermas, las cartas de San Ignacio, las de Clemente y otros que fueron encontrados en códices o rollos que sólo contenían el resto de los libros canónicos, dando a entender que estaban en esa “categoría”.
    4. En algunos casos, se llega a encontrar entre los padres de la iglesia menciones explícitas de llamar “Escritura” a algunos libros cristianos que hoy no están en el canon definitivo
  • La doctrina
    1. Un segundo filtro para determinar si un libro era o no considerado canónico era la doctrina enseñada por éste y su semejanza con la Tradición apostólica. En ocasiones algunos escritos se conocía el autor, pero contenía ciertas afirmaciones que pudieran ser erróneas, imprecisas o simplemente no adecuadas para el público general.
    2. Tal es el caso del Pastor de Hermas, el cual era conocido su autor y reconocido su ministerio profético en la iglesia, pero al final del libro hace unas declaraciones muy propensas a ser mal interpretadas, las cuales algunos padres de la iglesia encontraban difíciles de aceptar y no utilizaban ese libro en sus celebraciones litúrgicas
    3. Se desprende de todo esto que era la Tradición apostólica la que regulaba y preservaba a la Escritura, ya que esta última era una simple expresión escrita de la Tradición Apostólica transmitida entre los obispos, sea por carta u oralmente. Tanto la expresión oral como la escrita de la Tradición Apostólica (o enseñanza apostólica) debían coincidir.
  • La audiencia o uso litúrgico
    1. Algunos escritos, no estaban destinados a la iglesia, sino que eran escritos propios de correspondencia entre obispos/sacerdotes/laicos que no tenían el propósito de llegar a toda la iglesia y por encerrar cuestiones muy puntuales y no edificantes para toda la iglesia, no eran considerados “inspirados”.
    2. Como ejemplo podemos citar los escritos de los mártires, o cartas entre obispos o las homilías de los primeros obispos e incluso apóstoles entre otros y estos no eran considerados inspirados.
    3. En momentos de persecución, se solían leer los escritos de los mártires, en especial en los aniversarios de los martirios de los santos. Pero esto no les daba el criterio de canónico o inspirado
    4. Otros escritos en cambio, habían sido utilizados de antaño en las lecturas públicas de la iglesia, y los padres simplemente reproducían esto de generación en generación hasta su reconocimiento formal en el canon.

Cánones de algunos padres de la iglesia

  • Orígenes de Alejandría
    1. Admitia todos los canónicos actuales excepto Santiago, 2 Pedro, 2 Jn y 3 Jn. Incluia en su canon a El Pastor de Hermas y el Evangelio de Santiago
  • San Atanasio de Alejandría
    1. En el 367 da la primera lista que coincide exactamente con la lista que tenemos hoy
  • Eusebio de Cesarea a fines del siglo 3 e inicios del siglo 4 da una lista similar a la canónica de hoy pero clasificando de dudosos a algunos escritos.

Pronunciamientos oficiales de la Iglesia

  • Papa San Dámaso I. En el concilio de Roma del 382 da una lista coincidente con la de San Atanasio, luego de solicitarle a San Jerónimo que realizara una investigación por todas las iglesias del mundo para consultar cuales eran los escritos que estaban siendo utilizados en todas las iglesias católicas, a fin de obtener un consenso común
  • III Concilio de Hipona (393) ratifica la lista del concilio de Roma
  • Sínodos de III Cartago (397) y IV de Cartago (419) de los que participa San Agustín ratifican la lista de San Dámaso
  • La traducción oficial de la Iglesia, la Vulgata latina contenía el canon Atanasiano

Ninguno de estos pronunciamientos oficiales de la iglesia fue dogmático.

En el siglo 16 Erasmo de Róterdam pone en duda la autoría de Hebreos, dudando que sea de Pablo, pero no quitándole su canonicidad. En 1522 Lutero quitó Hebreos, Santiago, Judas y Apocalípsis de la categoría de inspirados considerándolos “dudosos” o Antilegomena. Algunas biblias luteranas incluso llegaron a describirlos como libros apócrifos en el sentido de falsos o de removerlos

Por esta causa el concilio de Trento determinó el canon de las Escrituras como dogma de la iglesia:

«Si alguno, por lo tanto, no aceptara voluntariamente como libros sagrados y canónicos estos libros, enteros con todas sus partes, como se han solido leer en la Iglesia Católica y se encuentran en la antigua edición de la Vulgata latina y despreciara advertidamente las mencionadas tradiciones, sea anatema» (EB 60; CE 526; FC 60).

Hace poco, estudiando más profundamente sobre el canon judío, encontré información muy importante sobre el supuesto concilio de Jamnia. Resulta ser que es simplemente un mito creado en el siglo XVIII por un erudito judeo-alemán llamado Heinrich Graetz, y más adelante, un obispo anglicano Herbert Ryle lo popularizó a finales del 1,800 haciendo que los protestantes tomaran esta versión que calzaba perfectamente en su idea de rechazar a los libros deuterocanónicos. Yo desconocía esto, incluso he hablado antes de Jamnia como un concilio verídico, pero indagando más sobre el tema encontré a eruditos tanto católicos como protestantes, que están totalmente de acuerdo en que este “concilio” nunca sucedió, incluso hasta el siglo V el Talmud confirma que los judíos todavía no tenían una lista cerrada de libros en ese entonces porque los rabinos no se lograban poner de acuerdo en un canon definitivo. Así que, nuestra biblia como tal, tanto antiguo como nuevo testamento, fue declarada palabra de Dios por nuestra Iglesia y al fin y al cabo, lo que nos importa a nosotros es utilizar el canon que utilizaba Jesús. ¿Cuál era el canon que Jesús utilizaba? ¿Cómo podríamos saberlo?

El resumen ¿Cómo obtuvimos la Biblia?

* El papa Dámaso mandó a compilarla, los concilios de la Iglesia católica a cargo de sus papas y obispos confirmaron, y declararon cuáles libros serían considerados parte del canon bíblico. San Jerónimo la tradujo por primera vez del griego al latín. La Iglesia la protegió durante más de 3 siglos de guerras, plagas e incendios. El católico Johannes Gutenberg quería que la Biblia llegara a más personas y eso lo llevó a crear la Imprenta. El arzobispo de Canterbury Stephen Lagnton hizo la división del antiguo y nuevo testamento en capítulos en el año 1,526, y un año después Sanctes Pagnino, un judío converso al catolicismo, dividió los textos en versículos numerados y se dedicó por alrededor de 25 años a traducirla. Hermanos, la Iglesia católica nos dio la Biblia porque es la Iglesia, la columna y el sostén de la verdad (1Timoteo 3, 15). La Iglesia que nos dio la Biblia es aquella de la autoridad y la cual jamás sería abandonada por nuestro Señor por propia promesa suya.