La historia nos demuestra que mientras más se debilitó la fe unánime en la iglesia católica, ganaron lugar todo tipo de formas de pensar anticristianas. En resumen: el surgimiento del protestantismo ha sido en gran medida aspecto necesario para que surgieran todas las ideologías que hoy dañan al mundo entero y ponen en enemistad a unos contra otros. Esta clase, el catecismo hace algunas declaraciones que muestran como hace 200 años, se formaba el comunismo impulsado por los anabaptistas y los ateos.
Los contenidos son tomados del siguiente libro:
LECCION VIII.
DEL FIN QUE SE PROPONEN LOS PROPAGADORES DEL PROTESTANTISMO.
P. ¿Con qué objeto emplean los autores del protestantismo tanto cuidado para propagarlo y defenderlo? ¿Es tal vez por el deseo de mayor pureza en la religión?
R. Oh! figuraos si esta raza de gente inmoral y descreída tendrá interés por la religión! Nada les importa la religión, y si se valen de los nombres de religión reformada, puro Evangelio, cristianismo primitivo, es tan solo para encubrir sus torpezas e introducir las novedades que intentan. El protestantismo no es para ellos más que un medio para introducir más fácilmente en la América-Española la irreligión y la licencia, el libertinaje y la incredulidad, y por último el comunismo y el socialismo.
P. ¿En qué consisten el Comunismo y el Socialismo?
R. Aunque estos dos nombres se toman a menudo por una misma cosa, sin embargo, no deben confundirse, porque cada uno tiene una significación diferente, y sus sectarios son también diversos; y la razón de este cambio de nombres es, porque unos y otros tienden igualmente a destruir la Sociedad, la Religión y las costumbres.
P. ¿Decidme lo que es el Comunismo?
R. El Comunismo tomado en toda la extensión de su significado, es aquella teoría o doctrina que pretende hacer una masa común de todos los bienes, cualquiera que sea el título de su posesion: soberanía, mujeres, tierras, casas, comercio, industria, talentos, derechos de guerra, etc.
P. ¿Si el Comunismo llegase a dominar, en qué vendría a parar todo cuanto poseemos?
R. Es evidente que el comunismo es la disolución genera! de las familias y de la sociedad, el desorden completo en moral y costumbres, la destrucción radical de todo lo que se llama derecho la negación absoluta de toda reí ij ion positiva; es el estado salvaje unido a un grado de barbárie inaudito hasta ahora en los anales de la humanidad, es la igualdad y fraternidad de las bestias, y peor todavía, porque éstas al menos están rejidas por su instinto, mientras que esos hombres brutales no tendrían otra regla que las pasiones, principalmente el interes y la satisfacción desordenada de los sentidos.
P. Confieso que me causa horror cuanto acabáis de decirme; pero ¿es posible tender a este fin?
R. No solo es posible sino que es un hecho, es una realidad, y podéis convenceros vos mismo por sus libros, sus proclamas, sus diarios y aun sus hechos parciales.
P. ¿Cómo? hasta con hechos han probado los comunistas tan descabelladas doctrinas?
R. Ciertamente, tanto en los tiempos pasados como en los actuales. En los tiempos pasados los anabaptistas, hijos primogénitos del puro Evangelio, o sea del protestantismo, han querido predicar y practicar esta espantosa doctrina en Alemania, Suiza, Moravia y países bajos desde la primera mitad del siglo XVI. Revolucionaron a los labradores contra sus señores; a los pueblos contra sus Príncipes y soberanos; mataron desapiadadamente a cuantos no quisieron adoptar su modo de pensar, y seguir sus jefes; fueron otros tantos déspotas y tiranos en cuya comparación el mismo Nerón se quedaría atrás, y sus conmociones han costado la vida a más de cien mil hombres, muertos sobre el campo de b Italia.
P. ¿Pero a lo menos ahora no sucederá esto, y las cosas habrán cambiado?
R. Con efecto, las cosas no han llegado ahora a tal estremo, porque los comunistas no han podido prevalecer; pero bien claro han manifestado a dónde hubiéramos ido a parar, por las señales inequívocas que dieron al principio de la revolución de 1848 en Italia, Francia, Suiza y Hungría. El despojo de las Iglesias y de las casas religiosas, los estragos, las compañías organizadas de asesinos, los sicarios armados de puñales que sitiaban a los buenos y a los nobles, los incendios y otras desgracias semejantes, no fueron más que indicios de otras mayores que se proponían ejecutar luego que hubiesen llegado a fortificar su poder.
P. Sea en buena hora; pero de seguro no hubieran llegado jamás a renovar las atrocidades de los fanáticos anabaptistas.
R. Cómo que no? Les hubieran sobrepujado en mucho; porque si los anabaptistas llegaron a tanto horror, respetando las nociones de la divinidad y de la inmortalidad del alma, creyendo en las penas y recompensas eternas, admitiendo la revelación cristiana, ateniéndose no poco al Evangelio, y no habiendo rechazado todo freno moral; figuraos lo que harían los comunistas presentes, que ni creen en Dios, ni en la inmortalidad del alma, ni admiten penas ni recompensas en la otra vida, ni tienen, por último, otra regla de conducta que la de sus propios intereses y de su concupiscencia. Nadie es capaz de formarse una justa idea del punto a que irían a parar estas fieras, si llegasen a prevalecer y llevar acabo sus designios.
P. Ahora entiendo lo que quiere decir comunismo. Decidme ¿qué es el Socialismo? E. El Socialismo es aquella doctrina que profesa la reforma de la sociedad para reconstruirla independientemente de la religión, de la autoridad y de la moralidad. Es, en una palabra, un panteísmo social, que profesa odio a Dios, a la Iglesia, y a toda autoridad política.
P. ¿Cuáles son peores, los comunistas o los socialistas? E. No puede decirse cuáles son los peores, porque unos y otros son muy malos. Tienen estrecha liga entre sí; y a excepción de alguna diferencia especulativa en la forma, concuerdan perfectamente en el fin y medios para alcanzarlo. Este es el motivo porque, ordinariamente hablando, se toma por una misma cosa al comunismo y socialismo, y a los sectarios de una y otra doctrina.
P. ¿Este socialismo y comunismo es pues el que intentan diseminar los propagadores y fautores del protestantismo? E. Cabalmente, esta es la sola razón de todos sus cuidados y desvelos: El protestantismo no es más que una voz vaga, una negación de la religión verdadera, y por esto es lo más a propósito para encubrir sus designios criminales, que no tienden a otra cosa que a la destrucción de toda propiedad, entregarlo todo al robo y al pillaje, constituirse dueños de todo, y destruirse en fin unos a otros.
P. Pero no todos los propagadores del protestantismo se propondrán un fin tan horroroso y perverso; ¿qué decís a esto? E. Ciertamente no todos, porque muchos no son más que instrumentos ciegos que no tienen otro fin próximo que el interés presente: otros muchos son ignorantes y viciosos, que no buscan sino tener compañeros en el vicio. Pero sus jefes, los que dan el impulso y el movimiento, no tienen otro fin que el que ya os he dicho, y lejos de hacer de ello un misterio, lo proclaman así altamente en sus escritos y en sus libros.
P. Cuanto decís me causa horror, ni puedo pensar en ello sin estremecerme. E. Tenéis razón; guardaos pues de esta peste del protestantismo, si no queréis incurrir, además de la ruina del alma, en otros muchos males temporales que ordinariamente le siguen.