Explicamos la enseñanza de la Didache sobre el bautismo trinitario, la cual menciona el bautismo derramando agua sobre la cabeza. También citamos a los padres de la iglesia enseñando el bautismo de infantes desde el siglo 1, como así también el uso de padrinos para el bautismo de infantes.
Bautismo por infusión
Didaché 7
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- El evangelio de los 2 caminos y no el de la sola fide
- El purgatorio
- Contra la teología de la prosperidad
- Los deuterocanónicos
- Video 2 La limosna y las buenas obras para propiciar el perdón de Dios
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- La autoridad de la iglesia
- La sola Escritura
- Video 4 La comunión con los santos
- Video El bautismo. Forma, Materia, Ministro, Sujeto
Didaje 7.1 Acerca del bautismo, bautizad de esta manera: Dichas con anterioridad todas estas cosas, bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo en agua viva [corriente]. 2 Si no tienes agua viva, bautiza con otra agua; si no puedes hacerlo con agua fría, hazlo con caliente. 3 Si no tuvieres una ni otra, derrama agua en la cabeza tres veces en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 4 Antes del bautismo, ayunen el bautizante y el bautizando y algunos otros que puedan. Al bautizando, empero, le mandarás ayunar uno o dos días antes.
- La forma: la formula trinitaria
- La materia: el agua. Fria o caliente, de rio o de pileta, a cuerpo entero o sobre la cabeza
- El ministro: el bautizante. El obispo o alguien autorizado por el obispo
- El sujeto: el bautizando. El neófito o catecúmeno
La forma. Algunas citas
Tertuliano Sobre el bautismo capitulo 13 (197 d.C.) Ya no hay ahora posibilidad de eludir su ley, porque, en efecto, la ley del bautismo ha sido impuesta y su forma ha sido prescrita cuando se dice: «Vayan y enseñen a todo el mundo, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28, 19). Esta ley se relaciona con aquella declaración: «Si uno no renaciera del agua y del Espíritu Santo no entrará en el reino de los cielos» (Jn 3, 5), la cual somete la fe a la necesidad del bautismo. Por esto desde entonces todos los que creían eran bautizados. Pablo, por ejemplo, así que creyó fue bautizado…
El argumento antitrinitario: El bautismo en el nombre del Señor vs Trinitario.–> Didaje 9.5 Que nadie, empero, coma ni beba de vuestra acción de gracias, sino los bautizados en el nombre del Señor…
La materia
Tertuliano (197 d.C.) No hace diferencia alguna el que uno se bautice en el mar o en un estanque, en un río o en una fuente, en un lago o en un recipiente: ni hay diferencia entre aquellos que Juan bautizó en el Jordán y los que Pedro bautizó en el Tíber, así como no recibió ni más ni menos en orden a la salvación aquel eunuco a quien Felipe yendo de camino bautizó en una agua que al azar encontraron. Todas las aguas, en virtud de la cualidad de su mismo origen primero, llevan a cabo el misterio de la santificación por la invocación de Dios: entonces sobreviene al punto el Espíritu del cielo y permanece sobre las aguas (Gen 1.2), santificándolas con su propia virtud de suerte que, una vez así santificadas, queden impregnadas de fuerza santificadora…
…el bautismo prepara el camino para el Espíritu Santo, que ha de venir, con la expulsión del pecado que la fe impetra con el sello impuesto en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Tertuliano
El ministro
Ignacio (50-100 d.C.) No es legítimo, aparte del obispo, ni bautizar ni celebrar una fiesta de ágape (Eucaristía); pero todo lo que él aprueba, esto es agradable también a Dios; que todo lo que hagan sea seguro y válido.
Otras citas varias
Justino Mártir (160 d.C.) A cuantos se convencen y aceptan por la fe que es verdad lo que nosotros enseñamos y decimos, y prometen ser capaces de vivir según ello, se les instruye a que oren y pidan con ayunos el perdón de Dios para sus pecados anteriores, y nosotros oramos y ayunamos juntamente con ellos. Luego los llevamos a un lugar donde haya agua, y por el mismo modo de regeneración con que nosotros fuimos regenerados, lo son también ellos: en efecto, se someten al baño por el agua, en el nombre del Padre de todas las cosas y Señor Dios, y en el de nuestro salvador Jesucristo y en el del Espíritu Santo. Porque Cristo dijo: «Si no volvieren a nacer, no entrarán en el reino de los cielos» (Jn 3, 3), y es evidente para todos que no es posible volver a entrar en el seno de nuestras madres una vez nacidos. Y también está dicho en el profeta Isaías el modo como podían librarse de los pecados aquellos que habiendo pecado se arrepintieran: «Lávense, vuélvanse limpios, quitad las maldades de sus almas, aprendan a hacer el bien…» (Isa 1,16). La razón que para esto aprendimos de los apóstoles es la siguiente: En nuestro primer nacimiento no teníamos conciencia, y fuimos engendrados por necesidad por la unión de nuestros padres, de un germen húmedo, criándonos en costumbres malas y en conducta malvada. Ahora bien, para que no sigamos siendo hijos de la necesidad y de la ignorancia, sino de la libertad y del conocimiento, alcanzando el perdón de los pecados que anteriormente hubiéramos cometido, se invoca sobre el que ha determinado regenerarse y se arrepiente de sus pecados, estando él en el agua, el nombre del Padre de todas las cosas y Señor Dios, el único nombre que invoca el que conduce a este lavatorio al que ha de ser lavado… Este baño se llama iluminación, para dar a entender que son iluminados los que aprenden estas cosas. Y el que es así iluminado, se lava también en el nombre de Jesucristo, el que fue crucificado bajo Poncio Pilato, y en el nombre del Espíritu Santo, que nos anunció previamente por los profetas todo lo que se refiere a Jesús.
Tertuliano (197 d.C.) …Esto de que un ángel intervenga en el agua, aunque parezca cosa nueva tiene un precedente que era imagen de lo que había de suceder: Un ángel intervenía en la piscina de Betsaida removiendo las aguas. Estaban al acecho los que sufrían enfermedades, pues el que se adelantaba a bajar al agua dejaba de sentirse enfermo una vez bañado. Esta curación corporal era una imagen para explicar la curación espiritual…
Tertuliano (197 d.C.) Luego, al salir del baño, somos ungidos con la santa unción, según aquella práctica antigua por la que los sacerdotes solían ungirse con el aceite de un cuerno, como Aarón fue ungido por Moisés. Y a causa del crisma, que significa unción, nos llamamos cristianos, es decir, ungidos… De esta suerte, la unción resbala sobre nosotros de una manera carnal, pero aprovecha de una manera espiritual, de la misma manera que el mismo bautismo que es un acto carnal por el que somos sumergidos en el agua tiene el efecto espiritual de liberarnos de los pecados… Luego se nos imponen las manos en forma de bendición, mientras se llama y se invita al Espíritu Santo… Y aquel Espíritu Santísimo desciende gustoso del Padre sobre los cuerpos purificados y bendecidos, y también sobre las aguas del bautismo en las que, como reconociendo su prístina sede, descansa, como cuando bajó en forma de paloma hasta el Señor. La paloma declara la naturaleza del Espíritu Santo, siendo un animal cuyas características son la simplicidad y la inocencia, hasta el punto de que su cuerpo carece de hiel…
Cipriano de cartago a Donato (+258)«Vagaba yo a ciegas en las tinieblas de la noche, zarandeado al azar en el mar agitado del mundo, flotaba a la deriva, ignorante de mi vida, extraño a la verdad y a la luz. Dadas mis costumbres de entonces, juzgaba difícil e incómodo lo que para mi salud me prometía la bondad divina. ¿Cómo podía un hombre renacer a una vida nueva por el bautismo del agua de salvación, ser regenerado, despojarse de lo que había sido y, sin cambiar de cuerpo, cambiar de alma y de vida?»
El bautismo de infantes
Aunque no todos lo practicaban, si se realizó desde tiempos apostólicos y por instrucción de los mismos apóstoles según consignan algunos maestros
Orígenes: la Iglesia recibió de los apóstoles la tradición de dar el bautismo a los niños pequeños
San Ireneo (180 d.C.) Porque vino a salvar a todos: y digo a todos, es decir a cuantos por él renacen para Dios, sean bebés, niños, adolescentes, jóvenes o adultos…
San Hipólito relata cómo el bautismo de niños fue convirtiéndose en la práctica habitual conforme pasaron las primeras generaciones de cristianos
El bautismo y los padrinos
Dionisio el areopagita. Manda que se acerque el catecúmeno. Uno de los sacerdotes lee en alta voz los nombres del bautizando y su padrino. Entonces los sacerdotes acompañan al bautizando hasta el agua y le entregan al obispo, que, de pie en sitio más alto, sumerge tres veces al iniciado. A cada inmersión, los sacerdotes repiten el nombre del iniciado, y cada vez que éste emerge, el obispo invoca las tres Personas de la Santísima Trinidad. Luego los sacerdotes le devuelven a su padrino, el que le presentó para iniciarle; le ayudan a vestirse y de nuevo le llevan al obispo, el cual le unge con óleo consagrado haciendo la señal de la cruz. Ahora le proclama digno de tomar parte en la Sagrada Eucaristía
Dionisio en la jerarquía eclesiástica. Tú dirás, sin embargo, que podría ser objeto de burla por parte de los impíos el hecho de que a los niños, a pesar de su incapacidad para entender los misterios divinos, se les admita al sacramento del nacimiento de Dios en el alma y a la Sagrada Comunión 6. Efectivamente, podría parecer que el obispo enseña los misterios divinos a quienes no pueden entenderlos y que transmite las tradiciones a incapaces de comprender. Todavía más ridículo les resulta el hecho de que otros, en lugar de los niños, respondan a las renuncias y promesas sagradas. Tú, como obispo, lo entiendes y no debes enojarte con los que están equivocados. Antes bien, procura guiarlos a la luz refutando amablemente sus objeciones y explicándoles, como advierte la santa Ley, que nuestro conocimiento está lejos de abarcar todos los misterios divinos, muchos de los cuales no están al alcance del entendimiento. Solamente los órdenes superiores a nuestra condición humana conocen estos misterios que son dignos de su naturaleza divina. Muchos de ellos sobrepasan a los seres más elevados, de manera que los conoce plenamente sólo la Deidad, fuente de toda sabiduría. Sin embargo, digamos lo que nuestros santos maestros, familiarizados con las tradiciones más antiguas, nos han transmitido. Afirman con toda verdad que si se educa a los niños en la sagrada Ley adquieren santas costumbres y no sucumbirán en los errores y tentaciones de una vida impía. Conscientes de esta verdad, nuestros santos maestros decidieron que sería bueno admitir a los niños a los sacramentos, pero a condición de que los padres del niño le confíen a un buen maestro, debidamente instruido en los misterios sagrados. Llevará a cabo su instrucción religiosa como padre espiritual y custodio de su salvación 7. A quien así se compromete a guiar al niño a lo largo del camino de una vida santa, le pide el obispo que preste su consentimiento en las abjuraciones rituales y santas promesas.
Están muy equivocados los que se ríen de esto pensando que los padrinos se inician a los misterios en vez de los niños. Ellos, en realidad, no dicen «yo hago las renuncias y promesa al niño», sino que «el niño mismo es quien se compromete». En efecto, equivale a decir: «Prometo que cuando este niño pueda entender las verdades sagradas, le instruiré y formaré con mis enseñanzas, de tal manera que él renuncie a las tentaciones del demonio y se obligue a poner por obra las santas promesas».
El bautismo y los herejes
Ireneo (180 d.C.) Otros piensan que no tiene sentido llevar al bautizando al agua. Prefieren mezclar óleo con agua, y pronunciando palabras semejantes a las que hemos dicho arriba, les ungen la cabeza para, según dicen, consagrarlos para la redención. Los ungen con el mismo óleo perfumado. Otros rechazan todas esas ceremonias, y dicen que no necesitan representar por medio de creaturas visibles y corruptibles el misterio de la inefable e invisible Potencia; pues lo que la mente no puede concebir, así como las cosas incorpóreas que sobrepasan los sentidos, no se pueden figurar por medio de cosas sensibles y corporales… Este engaño lo ha difundido Satanás, que busca apartar del bautismo para la nueva vida en Dios, y destruir la fe, como demostraremos cuando adelante los refutemos.
Ireneo (180 d.C.) Los hombres de esta clase (los gnósticos) han sido instigados por Satanás a negar el bautismo el cual es la regeneración de Dios…
Tertuliano (197 d.C.) (Según los herejes) el bautismo no es necesario, pues basta la fe…
Historia Eclesiastica 6.43.14-15 Sobre el bautismo de Novaciano. Los exorcistas le auxiliaron cuando cayó en una grave enfermedad, y como pensaba que iba a morir pronto, en el mismo lecho en que yacía recibió el bautismo por infusión, si es que se puede decir que este tal lo recibió »Pero habiendo escapado a la enfermedad, no recibió ninguna de las otras cosas que hay que recibir después, según la regla de la Iglesia, ni siquiera el ser sellado por el obispo. Y no habiendo recibido esto, ¿cómo iba a haber recibido el Espíritu Santo?…