Infalibilidad papal y de la Iglesia están íntimamente relacionada con la inerrancia e infalibilidad de las Escrituras. Cristo fue infalible y veraz, fiel testigo del Padre. Sus apóstoles gozaron por gracia de Dios del mismo carisma, pues se les prometió ser guiados a toda verdad. La iglesia (y no solo los apóstoles) es declarada en la biblia como sostén y apoyo de la verdad, y se enseña también de la infalibilidad de la Biblia… Entonces… ¿Por qué los protestantes dicen que la iglesia puede errar en su magisterio? ¿Por qué creen solamente en sola escritura? Respondemos algunas preguntas básica: .

-¿Qué es la infalibilidad de la iglesia?

-¿Por qué creo en la inerrancia bíblica?

-¿Qué significa la inerrancia del magisterio de la iglesia?

-¿Por qué es necesario que la iglesia sea inerrante e infalible?

-¿Qué relación hay entre la infalibilidad de la Biblia y la infalibilidad papal?

-¿Qué es la infalibilidad papal?

De la verdadera regla de la fe

I
P. ¿Es posible salvarse sin una fe divina?
R. «No: es imposible agradar á Dios sin la fe,» dice el Aposto! en su Carta á los hebreos, capítulo xi.
P. ¿Qué cualidades debe tener la fe para ser una fe divina?
R. Es necesario que sea primeramente firme é inmoble; y en segundo lugar, prudente, ó prudentemente firme.
P. ¿Por que debe de ser firme é inmoble la fe?
R. Porque si no lo fuese, no seria una fe divina, sino una opinión humana nada mas; y ha de serlo hasta hacer que sacrifiquemos la vida antes que dudar de cualquiera de sus artículos.
P. ¿Por qué decís que la fe debe ser prudente, ó prudentemente firme?
R. Porque el obsequio que tributamos á Dios, creyendo lo que no vemos, debe ser racional, según dice el Apóstol, para lo cual sirven los motivos que se llaman de credibilidad.
P. ¿De modo que la fe católica no es una fe ciega ó estúpida?
R. No, señor; sino que en ella juega profundamente la razón como criterio para distinguir el valor intrínseco y extrínseco de las pruebas ó motivos que se aducen.
P. ¿Dónde se encuentran estas dos condiciones de la fe divina?
R. Únicamente entre los católicos, porque ellos solos tienen una regla de fe, que les dá una perfecta seguridad.
P. ¿Qué llamáis ahora regla de fe?
R. Un motivo suficiente para creer cada artículo de la fe con una firmeza indestructible.
P. ¿Cuál es la regla de la fe de los católicos?
R. La palabra de Dios, segura é infaliblemente bien entendida.
P. ¿No basta la Escritura sola para ser la regla de nuestra fe?
R. No basta; porque es susceptible de diferentes sentidos, y puede suceder que -sea mal explicada.
P. ¿Qué se necesita además?
R . Es necesario tener la seguridad de que son entendidos en el verdadero sentido los textos sobre los artículos en cuestión.
P. ¿Tienen sobre esto los católicos alguna certeza?
R. Sí; la tienen muy grande, porque reciben de la Iglesia, que para ellos es maestra y juez infalible, la explicación de la Escritura.
P. ¿No tienen los protestantes esta certeza?
R. No: porque cada uno explica la Escritura según su juicio particular, como ya hemos visto y aún hemos de ver mas, y ningún particular está seguro de que no podrá engañarse.
P. ¿Qué dice san Pedro acerca de esto á los fieles en su epístola II?
R. «Debéis saber, dice, que ninguna profecía de la Escritura se hace por interpretación propia.» Lo que quiere decir, según los expositores, que en la interpretación, explicación y declaración de los libros divinos no debe seguirse el propio espíritu ó las luces particulares.

II
P. Decid con mas extensión por qué aquellos que no son católicos, no pueden tener sino una fe muy dudosa y vacilante.

R. Porque hay tres puntos acerca de los cuales no pueden tener ninguna certeza.
P. ¿Cuáles son estos?
R. El número de los libros divinos, la fidelidad de las versiones, y la interpretación de la Escritura.
P. ¿Porqué decís que los protestantes no pueden conocer infaliblemente cuáles son los libros divinos y canónicos?
R. Porque no quieren creer sino lo que se halla expresamente en la Escritura, y la Escritura no dice en ninguna parte cuáles son ios libros canónicos.
P. ¿No podría decirse que s$ reconocen los libros divinos por la belleza y fuerza de las expresiones, así como se conocen el azúcar y la miel por la dulzura?
R. Si así fuese, todos los protestantes reconocerían los mismos libros, y sucede lo contrario. Pues los primeros luteranos no admitían la Carta á los hebreos y el Apocalipsis de san Juan, y los luteranos de hoy los reciben como libros divinos. Calvino llama Epístola de oro á la de Santiago, y Lutero la llama Epístola de paja.
P. ¿No podrían decir los protestantes que se conocen los libros divinos por su título?
R. No; porque si es necesario recibir el evangelio de san Mateo porque lleva su nombre, será necesario recibir también el evangelio de santo Tomás y el de san Bartolomé, porque llevan el nombre de estos Apóstoles; y no obstante, han sido desechados como apócrifos estos dos evangelios.
P. ¿No podrían decir que saben por la tradición cuáles son los libros que pertenecen á la Escritura?
R. Tampoco; porque no admitiendo la tradición sobre otros puntos, no tienen derecho para servirse de ella en este. Además, los protestantes sostienen que no puede establecerse la fe divina sobre la tradición: es así que no conocen cuales son los libros divinos sino por la tradición; luego no pueden creer con fe divina cuáles son esos libres.
P. ¿Decid qué es lo que sucedió en Estrasburgo.?
R. Los protestantes de Estrasburgo quitaron, en 1598, del canon de las Escrituras la Carta á los hebreos, la de Santiago y el Apocalipsis de san Juan, y Setenta y cuatro años después los incluyeron de nuevo, como se ve en el antiguo Ritual, en el capítulo de la doctrina, y en el nuevo.
P. ¿Qué deducís de aquí?
R. Que es preciso que se hayan engañado la primera vez ó la segunda; y que habiéndose engañado en un punto tan importante, no pueden estar seguros los protestantes de no engañarse en otros. Por lo que la fe de los protestantes no es prudentemente firme é inmoble, y por consiguiente no es fe divina.
P. ¿Es cierto que no queda subsistente ningún libro de la Escritura atendiendo al juicio de los protestantes?
R. Certísimo, Wette y Vater rechazan el Pentateuco como libro de Moisés . El doctor de Leo afirma que las plagas de Egipto y el paso del mar Rojo son tradiciones poéticas. Carlostadio dice que ni Samuel ni Esdras son los autores de los libros que se les atribuyen. Haffner imagina que el libro de Judit es un romance piadoso; los buenos y malos ángeles de Tobías símbolos supersticiosos, y el Cántico de los cánticos un gracioso poema de amor conyugal. Bretselmeder dice que el libro de Job no es mas que un drama, Isaías no es autor de su profecía, y que es verosímil que la doctrina de Cristo ha sido alterada en el Nuevo Testamento. Eichhorn rechaza los tres Evangelios de san Mateo, san Marcos y san Lucas, y algunas de las epístolas de san Pablo. Standlin atribuye á un filósofo de Alejandría el Evangelio de san Juan, y, según Bretschneider, el Apocalipsis de san Juan no es profético ni apostólico.
P. Me asombro de eso.
R. Pues todo eso es protestantemente lógico.

III

P. ¿Por qué decís que los que no son católicos no pueden estar seguros de la fidelidad de sus versiones?
R. Porque no entendiendo la mayor parte de ellos las lenguas originales, no pueden juzgar si los libros santos están fielmente traducidos.
P. ¿No podrían decir los protestantes que, conociendo sus sabios las lenguas griega y hebrea, pueden ellos dar en esta parte todas las seguridades necesarias?
R. Los sabios protestantes no están conformes entre sí, y han hecho versiones diferentes: ¿Cómo ha de saber un hombre sin estudios á que versión debe atenerse?
P. ¿Qué decía Zwiglio de la traducción del Nuevo Testamento hecha por Lutero?
R. Decía que Lutero había corrompido la palabra de Dios.
P. ¿Qué decía Lutero de la versión de los zuinglianos?
R. Que los que habían trabajado en ella eran asnos, fatuos y Anticristos.
P. ¿Qué decía Beza de la versión de Escolampadio, hecha en Besilea?
R. Que era impía y contraria al espíritu de Dios.
P. ¿Cuál ha sido la opinión de los anglicanos tocante á la versión de Ginebra?
R. Que era la mas mala é infiel de cuantas se habían publicado.
P. ¿Qué confiesa Lutero respecto de si mismo en este punto?
R. Confiesa que ha añadido esta palabra … sola… al texto de san Pablo; en el capítulo m de la Carta á los romanos, donde dice: Pensamos que el hombre se justifica por la fe; y disculpándose cuando se le echa en cara esta adición: «Yo sé bien, dice, que esta palabra, sola, no se encuentra en el texto de san Pablo; pero si un papista os insta sobre esto, decidle sin deteneros: «El Dr. Martin Lutero lo ha querido así, y dice que un papista y un asno son una misma cosa.»
P. ¿Qué dice además?
R. Estoy disgustado, prosigue, por no haber añadido otras palabras, y por lo mismo que no lo he hecho debían estar contentos los papistas.»
P. Pero ¿fue eso solo lo que adulteró Lutero en la Escritura?

R. Fue muchísimo mas; pues viendo exaltada su cólera porque el sucesor de Zuinglio y otros ministros emprendieron una nueva traducción, Zurich, para defender el honor de sus doctores, citaba los mil cuatrocientos pasajes ó textos corrompidos en el Nuevo Testamento, y treinta y cuatro en solo el Evangelio de san Mateo.
P. ¿Qué deducís de todo esto?
R. Que un hombre sabio y prudente no puede fundarse para nada en una Biblia alemana, á causa de la incertidumbre en que se halla sobre si estará bien traducida; y que no estando fundada la fe de los protestantes mas que sobre versiones inciertas, su fe, no puede ser prudentemente firme, y por consiguiente ni divina.
P. ¿Tienen los católicos mayores seguridades acerca del numero de los libros santos y de sus traducciones?
R. Sí; tienen sobre ambas cosas una completa seguridad.
P. ¿Quién se la da?
R. La Iglesia, que les marca cuáles son los libros canónicos y las buenas versiones; y el principio fundamental de los católicos es que la Iglesia no puede engañarse ni engañar a nadie.

IV
P. ¿Por qué habéis dicho que los protestantes no pueden tener ninguna seguridad sobre el verdadero sentido de las Escrituras
R. Porque los textos que se refieren á los puntos controvertidos tienen ordinariamente un doble sentido, y la Escritura no dice cuál de los dos deba preferirse
P. ¿No podría decir el protestante que el espíritu particular inspira á cada uno la manera con que debe entenderse un pasaje?
R. Los luteranos, los calvinistas y los demás tienen el mismo derecho para arrogarse este espíritu particular, y no obstante se diferencian muchísimo, y aun se contradicen en sus creencias. ¿Por qué este espíritu no inspira lo mismo á los unos que a los otros?
P. ¿No podría decirse que cuando hay textos ambiguos deben explicarse por los mas claros?
R. No; porque cada individuo se lisonjea de hallar mas claridad en los textos que alega para sostener sus opiniones.
P. Presentad algún ejemplo.
R. Los arrianos creían que este texto: Mi Padre es mayor que Yo; y este otro: Cristo es el primogénito de las criaturas, eran muy claros.
Los calvinistas creían que estas palabras de Jesucristo: La carne no aprovecha, para nada; las palabras que os he dicho son espíritu y vida, eran muy claras, y las mas claras de todas.
Los anabaptistas creían que estas palabras del Salvador: Enseñad y bautizad; el que crea y sea bautizado será salvo, son muy claras, y las mas claras de todas, y sin embargo con ellas intentan todos sostener grandes errores.
P. Citad otro ejemplo.
R. Oídle. Los electores protestantes preguntaron si podrían entrar en un templo católico; y Lutero y Melancton, consultando la Biblia, responden afirmativamente, porque á Naamán le permitió Elíseo entrar en el templo pagano. Pero los nicodemitas en Francia hacen la misma pregunta, y Calvino responde negativamente con el ejemplo de los Macabeos, «no debiendo entrar en templos manchados de supersticiones con que
se pide por los muertos.»
P. ¿Qué conclusión deducís de todo esto?
R. Que debe de haber necesariamente un juez que termine las diferencias que puedan ocurrir en materia de religión, y que fije el verdadero sentido de la Escritura.
P. Aclarad esta idea con alguna comparación.
R. Así como los pleitos no tendrían nunca fin si los litigantes se contentasen con apelar á las leyes, así no se terminarían nunca las diferencias en materia de religión si se recurriese á la Escritura nada más. Por lo tanto, de la misma manera que es necesario que haya un juez para decidir los negocios civiles, así es necesario que le haya para decidir en materias de religión que son de una discusión muy difícil y superiores al criterio humano.
P. ¿Y quién es este juez?
R. La Iglesia, que, asistida por Dios, no puede engañarse en sus juicios.
P. ¿Qué entendéis aquí por la Iglesia?
R. El Papa cuando habla ex cathedra como juez, y los obispos con el Papa.

V
P. Decid las cualidades de la regla de fe de los católicos.
R. La regla de fe de los católicos es primeramente universal-, en segundo lugar, cierta, y, por fin, clarísima.
P. ¿Porqué decís que la regla de fe de los católicos es universal?
R. Porque es igualmente para los sabios y para los ignorantes, para los ricos y para los pobres, para todos los climas y tiempos.
P. ¿De qué utilidad es para los sabios?
R. Les quita toda duda acerca de los problemas morales mas difíciles, los saca de la in certidumbre, y les abre anchos horizontes para sus investigaciones científicas fundamentales, como lo han reconocido todos los verdaderos sabios.
P. ¿De qué utilidad es para los ignorantes?
R. Les evita el trabajo de un examen difícil, de que no son capaces ni tienen tiempo para ello.
P. ¿Por qué decís que es cierta?
R. Porque la regla de fe de los católicos es la palabra de Dios; pero en el sentido en que Dios ha hablado y Dios no puede engañarse ni engañarnos.
P. ¿Por qué decís que la regla de los católicos es clara?
R. Porque dice claramente de que manera deben entenderse los textos que tienen un doble sentido.
P. ¿Qué ventajas tiene la regla de fe de los católicos?
R. Primeramente, quita toda incertidumbre; en segundo lugar, termina todas las disputas, y, por último mantiene la unidad, condición indispensable de la verdadera Iglesia.
P. ¿Qué decís de aquellos que, exigen que cada individuo en particular examine por sí mismo los puntos controvertidos, y que juzgue según lo que encuentre en la Escritura?
R. Exigen una cosa imposible á la mayor parte de los hombres.
P. ¿En qué consiste esta imposibilidad?
R. En que para juzgar por la Escritura de cada punto de controversia, seria necesario saber primeramente todos los pasajes que hay en pro ó en contra de cada artículo.
P. ¿Qué se necesita además?
R. Confrontar unos pasajes con otros, pesar su fuerza por una y otra parte, ilustrar los mas oscuros con los mas claros, y formar un juicio, firme y decisivo sobre lo que se debe creer; y la mayoría ó totalidad de las gentes es incapaz de entrar en esta disensión, por cuyo motivo ha dicho el insigne Muller que la Biblia es un mal regalo hecho al pueblo, mientras no se le dé inteligencia para comprenderla.
P. ¿No podría responderse que los sabios deben ayudar á los ignorantes á hacer este examen?
R. Véase á lo que viene á reducirse todo: no se quiere respetar el juicio de toda la Iglesia, y se ven obligados los sectarios á seguir ciegamente la opinión de un ministro luterano, calvinista, evangelista ó cualquier cosa. Es decir, que por no ser creyentes se hacen ciega y estúpidamente crédulos á lo que otros les dicen.
P. Pero, hablemos claro. Yo he oído quo los protestantes tienen sínodos, consistorios ó cosa así, que enseñan el sentido de la sagrada Escritura.
R. Ciertamente; y eso es una prueba contra su principio fundamental, y en favor del principio católico. El consistorio de Ginebra, compuesto de legos ó ancianos, especie de papas con traje de aldeanos, redactan, en efecto, formularios y excomulgan; y para los que se burlen de su juicio, pide Calvino castigos ejemplares. Por cuyo motivo decía Lüdke: «Vuestros libros simbólicos son un yugo de hierro impuesto á los cristianos;» y Paalzow: «Vuestros papas de papel son mas intolerantes que el Papa de hueso y carne de Roma.» Así que no hay hoy en el protestantismo hombres ilustrados é imparciales que no reconozcan que, en el hecho de admitir una autoridad dogmática fuera de la revelación, se debe ir á engrosar las filas católicas; y añade Naville que el sistema romano es tan lógico y está tan ligado en todas sus partes que es necesario ó admitirle todo, ó no admitir nada
P. ¿Pertenece la tradición á la regla de fe?
R. Si; porque hace parte de la palabra de Dios.
P. ¿Cómo se llama la tradición?
R. Palabra no escrita.
P. ¿Qué es la tradición?
R. La doctrina que los Apóstoles han enseñado de viva voz, y y que ha llegado de mano en mano hasta nosotros
P. ¿Cuántos son los fundamentos de la tradición?
R. Cuatro principalmente:
1.° Que la Iglesia es mas santigua que la Escritura, y por consiguiente la fe y la Religión han existido sin la Escritura.
2.° que no todas las cosas que pertenecen á la doctrina cristiana se hallan consignadas expresamente en las sagradas Letras; como la perpetua virginidad de María, el bautismo de los párvulos, etc, etc.
3.° Que hay muchas cosas que pertenecen á la doctrina y fe de los cristianos, que ni clara ni oscuramente se contienen en la Escritura; como el culto de las imágenes y la prohibición de reiterar los sacramentos de la Confirmación y del Orden.
4.° Que los Apóstoles, por causas muy graves, no quisieron, por sabias razones, consignar toda la doctrina por escrito sino que quisieron enseñar algunas cosas de viva voz y secretamente entonces por las circunstancias.
P. ¿ Estamos obligados á creer lo que nos enseña la tradición, lo mismo que lo que nos enseña la Escritura?
R. Estamos obligados á creer así lo uno como lo otro.
P. ¿Por qué razón?
R. Porque los Apóstoles no han dicho menos verdad predicando que escribiendo, y el Espíritu Santo se ha explicado por su boca lo mismo que por su pluma
P. Referid las palabras del Apóstol en la segunda Carta á los tesalonicenses.
R. «Guardad, dice, las tradiciones que habéis aprendido, sea por nuestras palabras, sea por nuestra Carta.»
P. ¿ Qué otra razón se alega ?
R. La siguiente: si el mundo no podría contener los libros, como dice san Juan en su segunda Carta, donde se refiriesen las obras maravillosas de Jesús, mucho menos podría hacerse con los que refiriesen sus palabras ó enseñanzas.
P. ¿Indica algo la Escritura respecto de la tradición como medio de conocer las verdades divinas ?
R. Si. Moisés decía: «Preguntad á vuestro padre, y os instruirá; á vuestros mayores, y os dirán la verdad»
«Os alabo, dice san Pablo, porque guardáis los preceptos que os he transmitido por la tradición».
P. ¿Creen los protestantes muchas cosas que no están expresadas en la Escritura ?
R. Así es en efecto; pues creen que los cuatro Evangelios y las catorce Epístolas de san Pablo son libros divinos, y esto no se encuentra expresado en la Escritura. Además creen que es necesario bautizar á los niños, y esto no se encuentra en la Escritura tampoco. Por último, los protestantes creen también la necesidad de santificar el domingo, en lugar del sábado, y otras muchas cosas que no se encuentran tampoco en la Escritura. De modo que ellos mismos se envuelven en lazos de que no pueden salir.
P. Decid las palabras de san Epifanio sobre la herejía
R. «No se encuentra todo en la santa Escritura, dice, pues los Apóstoles nos han enseñado unos artículos por medio de la Escritura, y otros por medio de la tradición.


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