Continuamos la serie de catecismo sobre el protestantismo. En esta ocasión contemplamos otro catecismo de la misma época que el anterior, el cual aporta algunos datos históricos de valor en relación al anterior catecismo considerado.
Los contenidos son tomados del siguiente libro:
CAPÍTULO PRIMERO
Del origen del protestantismo, según se infiere de los mismos escritos de Lutero
P. ¿Qué es el protestantismo?
R. El conjunto de las diversas y opuestas sectas llamadas Evangelistas, Luteranas, Calvinistas etc., que tienen por base el principio de libre examen, y no reconocen la autoridad y magisterio de la Iglesia.
P. ¿Quién fue su primer autor?
R. Lutero.
P. ¿En que año nació Lutero?
R. En 1483, en Isleben, en el señorío de Mansfeld.
P ¿Qué religión profesaban sus padres?
R. La católica romana, como la habian profesado sus antepasados, que era entonces la religión de todala Europa y la misma que profesan hoy los católicos.
P. ¿Cuánto tiempo fue católico Lutero?
R. Hasta la edad de treinta y cinco años.
P. ¿Qué estado tenia?
R. Era religioso del Orden de san Agustín donde á la edad de veinte y tres años hizo los votos solemnes de pobreza, castidad y obediencia.
P. ¿Dónde estudió Lutero?
R. Parte en Magdeburgo, á donde se dirigió á los catorce años, caminando de limosna, etc.; en Eisenack, donde se hizo notar por su talento, natural elocuencia y rara facilidad de hablar y de componer en verso y prosa; y en Erfurt, donde concluyó sus estudios escolásticos.
P. ¿Cómo se desidió Lutero á ser religioso agustino?
R. Con motivo de haber matado un rayo á un amigo suyo, llamado Alejo, se dirigió al convento con un lio bajo el brazo y sus libros favoritos Plauto y Virgilio: entregándose á los ayunos, á las vigilias y mortificaciones, profesando el año 1507, y celebrando la primera misa el dia 2 de mayo del mismo año.
P. ¿Estaba obligado á observar los solemnes votos de su profesión?
R. Indudablemente, pues que no los hizo sino despucs de haberlo pensado con madurez y con plena libertad, y haber sido bien probado por sus superiores.
P. ¿Qué dice el Profeta acerca de esto?
R. Cumplid los votos que habéis hecho al Señor (Psalm, xlix).
P. ¿Qué dice Dios acerca de lo mismo?
R. Si alguno hace un voto al Señor, no haga vana su palabra, sino que cumplirá todo lo que lia prometido. (Num. xxx. 3).
P, ¿Qué son los votos solemnes religiosos ?
R. La voluntaria profesión de los consejos evangélicos.
P. ¿ Pueden los Gobiernos cristianos prohibir la profesión de estos votos ó consejos evangélicos?
R No deben, y es atentatorio á la libertad el prohibirlo, porque donde quiera que se profese como religion el Cristianismo, habrá espíritus levantados que aspiren á la perfección del Evangelio.
P. Pero ¿ no son esos votos contra el derecho natural?
R. De ninguna manera; pues el derecho natural no nos impone la ley de que seamos cada individuo lo contrario de lo que significan los votos.
P. Luego, siendo así, ¿ no se deshonrará la especie humana con esa profesión religiosa ?
B. No solo no se deshonra, sino que queda enaltecida, por cuanto esos votos son el antídoto mas eficáz contra el veneno de la rebeldía, de la avaricia y corrupción originales, que tanto degradan al hombre.
P. ¿ Inferís de esto alguna consecuencia en favor de los institutos monásticos ?
R. Infiero que son una inmarcesible gloria de la Iglesia católica, y al mismo tiempo una necesidad de nuestro corazón en medio de tantas decepciones mundanas.
P. Pues ¿por qué se les hace tan cruda guerra, atacando para ello hasta la libertad individual ?
R. Por el interés que el protestantismo y el filosofismo tienen en ahogar toda idea de sacrificio cristiano, además del cebo que les presentan los bienes ó exageradas riquezas de los conventos.
P. ¿Quién queda perjudicado con la abolición de los institutos monásticos?
R. El pobre pueblo, cuyos hijos encontraban allí un asilo para estudiar y llegar á obtener las mas altas dignidades y posiciones; dejando á un lado ahora los inmensos servicios que prestaron á las letras y á la civilización en los tiempos antiguos.
P. ¿Guardó Lutcro los votos religiosos que había hecho?
R. No: los violó todos tres, apostatando y casándose con Catalina de Bora, religiosa profesa á quien hizo víctima de sus seducciones y engaños.
P. ¿Con qué no fué un reformador santo, siné un rebelde lujurioso?
R. Exactamente, como lo fueron todos sus principales compañeros y discípulos; lo que obligó á Erasmo á maravillarse del «furor uterino de que estaba atormentada toda la comunidad reformista;» y en Sajonia se definia al predicador protestante; «Un hombre á quien la mujer es mas necesaria que el pan cotidiano»
P. ¿ Conviene pues, que los Católicos envíen sus hijos á las escuelas patrocinadas por semejantes sectas?
R. No señor, pues en ellas solo pueden aprender los niños, doctrinas contrarias á la moral cristiana y principios disolventes de toda sociedad honesta.
Ρ. ¿Qué es lo que condujo á Latero á combatir la antigua doctrina católica, y á inventar otra nueva?
R. La envidia.
P. ¿Cómo fue esto?
R. Habiendo concedido una indulgencia el papa León X en favor de los que contribuyesen con limosnas para concluir la iglesia de San Pedro, que no había podido terminar Julio II, Lutero se resintió de que se hubiese dado al Orden de santo Domingo la comisión de predicarla.
P. ¿A qué le arrastró este resentimiento?
R. A desacreditar las indulgencias todo lo que pudo, desde el púlpito y por escrito.
P. ¿Habría sido censurable la conducta de Lutero si se hubiera contentado en reprender los abusos introducidos en esta materia por la indiscreción ó la avaricia de algunos?
R. No, habiéndolo hecho con la moderación y autoridad convenientes.
P. ¿Qué mal fue el (fue hizo ?
R. Que no se contentó con reprender los abusos, sino que quiso proscribir las indulgencias y la potestad de concederlas por la Iglesia.
P.¿Qué hizo después de esto?
R. Escribió noventa y cinco artículos, que fijó en las puertas de la iglesia de Wittemberg; artículos que no concuerdan de ninguna manera con la antigua doctrina de la Iglesia; sembrando dudas sobre la eficacia de las indulgencias, sobre el mérito de las buenas obras, sobre ία potestad del sacerdote en el sacramento de la Penitencia, y sobre la justificación del pecador.
P. ¿Qué sucedió entonces?
R. Que algunos doctores católicos refutaron, y alguno con calor, el escrito de Lutero, respondiéndoles éste con altivez é insolencia indignas de un cristiano.
P. ¿A que se ofreció, no obstante, Lutero al principio de estas disputas en 1517?
R. Dijo que no pretendía sostener nada que no fuese conforme á la Escritura ó á los santos Padres, y aprobado por la Santa Sede. (Tom. I, edil Gen. f. 12.)
.P. ¿Qué escribió al obispo Jerónimo de Brandemburgo?
R. Que él no quería decidir sobre ninguna cosa, y que sometía toda su doctrina al juicio de la Iglesia (Ibid. f. 54;.
P. ¿Qué escribía al papa León en 1518?
R. Que oiría su decision como uq oráculo que sale de la boca de Jesucristo. (Ibid. f. 58J
P. ¿Qué ofreció á sus superiores que haría?
R. Guardar silencio, con tal que se obligase á guardarle también á sus adversarios; de donde se deduce que por entonces no encontraba Lutero ningún error en la doctrina de la Iglesia, y que reconocía su autoridad; pues en otro caso no hubiera podido comprometerse á guardar silencio.
P. ¿Por qué tomaron el nombre de protestantes los llamados reformadores?
R. Porque en 1529 protestaron del decreto publicado contra ellos en la dicta de Spira, al futuro concilio general.
P. ¿Qué es lo que pasó en Augsburgo entre Lutero y el cardenal Cayetano?
R. El cardenal exigió que Lutero abjurase sus doctriñas; pero este rehusó hacerlo. (Ibid. f. 119).
P. ¿Qué hizo, no obstante, Lutero para dar algún colorido á su desobediencia?
R. Dqo que no era su intención enseñar cosa alguna que pudiese ofender las doctrinas católicas, las divinas Escrituras, la autoridad de los santos Padres y los decretos de los Papas, y apeló á las mas célebres universidades de Alemania y París, ofreciendo someterse humildemente á sus decisiones. (Ibid. f. 14.)
P. ¿Se sujetó á esta decision?
R. No, pues apeló después al Papa. (Ibid. f. 122).
P. ¿Se conformó con la decision del Pontífice?
R. Tampoco, pues apeló del Papa mal, informado al Papa mejor informado. (Ibid. f. 205).
P. ¿Y paró ahí?
R. No, porque apeló después al concilio general. (Ibid,f. 351).
P. ¿Observó la resolución que había manifestado de escuchar la desicion del concilio?
R. De ninguna manera; pues en la dieta de Worms declaró después que no podia someter su doctrina al examen de un concilio. (Ibid. fs. 448, 450, 552). Deduciéndose de todo esto: primeramente, que Lutero debia ser extremadamente inconstante, pues que apeló á tan diferentes jueces, sin querer someterse á ninguno; en segundo lugar, que Lutero desconfiaba mucho de su propia causa, pues no quiso jamás que se juzgase su doctrina; y, finalmente, que era muy pertinaz, pues prefirió su propio juicio al de todo el mundo cristiano.
P. ¿No deeia Lutero que estaba pronto á ceder en cuanto se le convenciese por la Escritura?
R. Todo esto no era mas que una estratagema para sostener mas libremente fus errores; pues apeló siempre á la Eseritura, resuelto á no explicarla sino á su modo, y á no separarse jamás del sentido que él la daba.
P. ¿Cuál fué el juicio que formaron las universidades á que Lutero había apelado?
R. Condenaron su doctrina como falsa y herética {Ibid, f. 539), las de Leipzig, Colonia, Lovaina y París.
P. ¿Se sujetó Lutero á su juicio como lo había prometido?
R. Tan lejos de eso, se deshizo en invectivas é injurias contra estas universidades, llamando á la Sorbona madre de los errores, hija del Anlecristo y puerta falsa del infierno, Ibid. f. 5IS),
P. ¿Cual fué el juieio del Papa, á quien había apelado Lutero, eon la promesa de oír sus decisiones como si las pronunciase el mismo Jesucristo?
R. El Papa hizo publicar una bula en que condenaba cuarenta y un artículos de la doctrina de Lutero, y en la eual dceía, entre otras eosas, y era eiertísimo, que no había omitido nada, como no omite minea con ninguno, paraatraer á Lutero á su deber; pero que habían sido inútiles todos sus cuidados y esfuerzos paternales.
P. ¿Qué hay de notable en esta bula?
R. Además de su importancia bajo el aspecto religioso ó dogmático, como creación literaria es una cosa admirable, que revela la cultura intelectual de Roma
á la sazón. Erasmo que había heredado los tesoros de la lengua latina, no ha derramado jamás en sus escritos tanta riqueza y armonía y tantos encantos como el
cardenal Accolti en esta bula contra Lutero.
P. ¿Qué hizo Lutero á consecuencia de esto?
R. Lejoc de reconocerse, para lo cual se le fijó termino, escribió contra la bula del Papa, llamándola bula del Antccrislo, quemándola con el libro de las Decretales, y diciendo que proclamaba en su alma y su conciencia como verdades los artículos que en ella se condenaban. (Ibtd. fs. 345 y 353).
P. ¿Dónde fue quemada la bula?
R. En Wittemberg, el día 10 de diciembre, con la Suma de Santo Tomás, y los escritos de Emser, Eck, Prieriasy de cuantos habían impugnado á Lutero.
P. Pues ¿por qué se quejan luego los herejes y otros de que se quemen sus libros?
R. Porque quieren hacerlo ellos solos con los de los demás.
P. Pero ¿no había escrito Lutero al Papa en los términos mas humildes, diciendo que se arrojaba á sus piés? (Ibid. f. 5S).
R. Mudó bien pronto de lenguaje, diciendo que no era bastante haber quemado la bula, sino que era necesario también quemar al mismo Papa. (Ibid. f. 353)
P. Luego ¿no deben levantar tanta algazara los herejes contra la Inquisición?
R. Claro es que no.
P. ¿No había escrito que podía Su Santidad absolverlo ó condenarle; conservarle la vida ó quitársela? (Ibid f. 58).
R. Pero dijo después que era necesario tomar las armas contra el Papa, los cardenales y obispos, y lavarse las manos en su sangre. (Ibid. f. 60).
P. ¿Con qué, según eso, fue intolerante el protestantismo?
R. Cruel y sangrientamente.
P. Referid algunos casos.
R. Sin hacer mención de las víctimas y ruinas que causó entre los católicos, que no tienen ni podrán jamás tener número, la guerra sangrienta que entre sí se declararon basta para probarlo.
P. Citad hechos.
R. Oid ahora algunos, sin embargo de referir otros mas adelante. Los anabaptistas fueron ahogados en sangre por los luteranos, y despedazadas con tenazas hechas ascua las carnes de Juan de Leída, Dollin y Kretting.—Melancton, el Fenclon de la Reforma, propone la pena capital contra todo anabaptista que persista en sus errores.— Los ministros de Ulm pedían se extinguiese en sangre y llamas la herejía, es decir, á los protestantes disidentes.— Ecolampadio y otros experimentaron la cólera de Lutero por no creer en su
infabilidad.— Calvino no hallaba bastante fuego en el infierno para castigar á los que se le opusiesen, y desterro á Gentilis, quemó á Servet, y decapitó á Gruet.
P. Basta, basta de crueldades y de sangre.
R. Pues aun podría decir mucho mas de los tiempos antiguos y de los modernos, y so vería que no se propagó sino por lo intoieracia y la fuerza el protestantismo según os haré ver después.
P. ¿No dijo tambiem Lutero que no había en la tierra nada sobre el Papa y la Iglesia, por lo que mira al poder espiritual? (Ibid.f. 144).
R. Si; pero luego dijo que no podía salvarse quien no se musiese al gobierno del Papa. (Ibid. f. 353).
P. ¿Qué se nota en toda esta conducta del heresiarca?.
R. Espira venganza y de inconstancia, y de ninguna manera la señal del Espíritu de Dios.